Porsche 964 RS; Prueba de Racing Gang

Porsche 964RS es uno de los coches de los que más se habla entre los aficionados en los últimos meses, pero hoy en día la fama de este coche supera a su leyenda por el precio de compra, que se ha disparado. La pregunta es: ¿Merece la pena? ¿Es un coche tan sumamente bueno? ¿Qué tiene de especial?. En Racing Gang lo hemos probado para darte nuestra opinión.





Ya en su concepto encontramos algo muy Racing Gang, y es que el 964 RS se concibió con un concepto claro; ser la versión matriculada de los Porsche Supercup de competición que hacían de teloneros para la F1, por lo que, usando la base de un Porsche 964, cambiaron la dureza de barras, añadieron un poco de potencia, eliminaron lo no esencial, bajaron la altura 40 mm., quitaron peso usando magnesio en algunas partes, eliminaron la dirección asistida y ventanas eléctricas y endurecieron muelles, recalibrado de ABS. Estos datos os sonarán muy cercanos a los que se necesitan para hacer un coche de competición; eso es justo lo que es.
El 964 RS no es un coche espectacular por fuera, para cualquier no entendido es un "Porsche antiguo" más, pero para el ojo entendido los parachoques, las llantas, la inscripción en la tapicería interior o los asientos tricolor lo delatarán, convirtiéndolo en objetivo de "Selfie para friqui"

Tras superar el engorro de sentarnos en él (esta unidad tiene barras y el entrar se hace igual que en un coche de competición), no comprendes muy bien dónde está la magia, ya que tiene el encanto y defectos de cualquier 911 clásico. La postura es buena, pero los pedales están mal colocados y ya de entrada un embrague muy duro. Esta unidad tiene además un volante de competición que lo aproxima al conductor, lo que para mi es una ventaja al gustarme mucho los volantes cerca, pero lo que no esperaba es que fuese una necesidad...

Ponemos el coche en marcha con su clásica llave a la Izquierda y nada parece muy especial.  Es en el momento de ponernos en marcha cuando empezamos a ver lo que es un 964 RS. No hay ninguna diferencia en la sensación de coche de carreras y aparece la razón de esa necesidad que os decíamos, la dirección es durísima, tenemos problemas para poder manejarla con soltura y junto con la rigidez de las suspensiones y chasis hace que notemos cada pequeña perturbación de la carretera. El cambio no es muy diferente al de un 964 normal, un buen cambio, pero no uno de competición. El freno está muy duro, tenemos que apretar bien para que el coche pare, pero comfort aparte la sensación es muy buena y el feeling sobre el freno es perfecto, nos sentimos unidos a los frenos del coche a la perfección, cada presión que añadimos se transmite en la misma proporción de frenado.

La dirección es desagradablemente dura, pero cuanto más lo conducimos más la vamos entendiendo y nos ocurre igual que con los frenos, empezamos a sentir que tienes línea directa entre tú y la dirección, que cada milímetro de movimiento se aplica a la dirección del coche en la misma proporción y la sensación de perfección, de precisión y de unión con el coche resulta ser increíble, como en pocos o ningún coche que haya probado nunca.

Por carretera el coche no es cómodo, ni lo pretende, y hay que ser muy aficionado para disfrutar de esa conexión. El motor no es increíble, 260 cv ya no son muchos hoy en día y el coche no asusta por potencia nunca. Aunque "envuelto" en tan poco peso no es que sea un conjunto precisamente lento, simplemente cualquier deportivo moderno tiene una sensación mayor de potencia.

Es en el circuito cuando el coche enseña cual es su potencial, y es que en pista es simplemente increíble. Su comportamiento es el típico 911 clásico, con un morro que se resiste a girar con pequeños rebotes para derrepente agarrar y apoyar la parte trasera, es en ese momento cuando podemos dar gas con toda confianza. El coche no nos va a poner en problemas de tracción, ya que entre el reparto de pesos y que 260 cv no son demasiados, podemos tratar el gas sin mayor problema.

Los frenos son increíbles, la capacidad de parar que tiene es muy superior a lo que esperas. Puedes parar el coche en muy pocos metros y con una sensación de aplomo total. El feeling que te da el pedal hace que puedas acercarte perfectamente al límite de frenada, y aunque el coche tiene un ABS regulado de competición, no es necesario usarlo para maximizar su frenada.

Hacer un tiempo con él tiene truco, ya que tienes que entender cómo poner el peso en las ruedas detanteras para que gire, obligándote a hacer "trail braking". Los tiempos por vuelta son estratosféricos para su potencia y realmente tienes las sensaciones en pista de estar en un coche 100% de competición. Tras unas vueltas estoy agotado, el esfuerzo físico del freno y de la dirección es muy alto, y hacer 10 vueltas rápidas en este coche es un trabajo muy duro.







Por carretera es asumible y disfrutar de los detalles que lo hacen tan especial es parte del disfrute. Pude notar cómo al salir del garaje el coche se queda en tres ruedas, ya que la rigidez del conjunto es total.

El 964 RS es un pura sangre, un coche de competición matriculado, pero un coche de competición de los de la "vieja escuela" con un comportamiento y una precisión máxima. El conductor se hace uno con el coche.

¿Vale lo que cuesta? Eso no lo sé, pero lo que sí está muy claro es que es un coche especial, muy especial, hecho con una filosofía 100% racing. Hoy en día un GT3 es un coche de calle para bien y para mal, que separa al conductor de la ecuación y que hace todo por nosotros. No se me ocurren mejores coches para un amante de la conducción que un 964 RS y tras usarlo comprendes el porqué de la pasión por este modelo.


No soy quién para ponerle un valor, pero lo que sí está claro es que es un coche muy raro, muy bueno, que no da problemas, que será de los últimos de la historia en ser tan puro. Si yo fuese un coleccionista buscaría la manera de tener uno en mi garaje y de conducirlo habitualmente.