Mucho más allá de batir un record.

Ya llegó esa especie de abuelo cebolleta que hay en mí a la que tanto le gusta que le cuenten historias de viejas glorias, de lugares exóticos y de experiencias extrañas... y entre todas esas historias la de el Autódromo de Terramar es una de las que más me gustan.

Cerrado durante años y casi olvidado, como las princesas de los cuentos en las altas torres donde lloraban esperando a su prícipe, el autódromo dejó pasar el tiempo. Y hace poco parece que se ha abierto un nuevo rumbo a recuperarlo, a darle uso, a que la gente pueda sentir lo que es rodar con casi 90º de inclinación.

El vídeo de hoy, mucho más allá de que un ogro haya llegado a mancillar la virtud de la princesa, nos enseña la historia de lo que durante tanto tiempo guardaba solamente la memoria de los viejos y los frikis. Un sitio con un encanto especial. El Autódromo de Terramar. Y a mí... ¿me seguirá esperando?




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