Lancia D50


En Racing Gang todos tenemos una lista de coches a los que nos gustaría subirnos.... más de lo normal. Poco a poco iremos colgando entradas en las que hablaremos de esos coches y sus historias, además de por qué ocupan un lugar destacado en la interminable lista de cosas por hacer y coches que
conducir.

Hoy le toca el turno al Lancia D50. La razón inicial es puramente estética, me encanta. Además pertenece al esa generación de coches de los años 50 por los que siento una especial devoción, así como a sus locos pilotos que iban siempre a fondo por esos circuitos de la época poniendo su vida en juego en cada carrera. Así era la Fórmula 1 entonces.


   

Da miedo, eh?

El Lancia D50 nació del empeño de Gianni Lancia, hijo del fundador de la marca Vincenzo Lancia que, si bien en sus comienzos sí que había participado en competición, tenía el proyecto de Fórmula 1 bien lejos de sus aspiraciones a comienzos de los 50. Gianni, sin embargo, decidió entrar de lleno, aunque el motivo puede que sea que vio en la competición una manera de relanzar la marca y salvarla de la ruina.

Para comenzar su proyecto contrató a algunos de los mejores de la época en todos los aspectos posibles. En primer lugar a Vittorio Jano, que venía de trabajar en el desarrollo de los Lancia D25 Sport y antes de Alfa Romeo como director deportivo. Al volante pusieron a Alberto Ascari, considerado por aquel entonces uno de los mejores, secundado por Luigi Villoresi, ambos fichados de Ferrari.

Jano desarrolló un coche rompedor, muy diferente de lo que se utilizaba en competición en los 50 y sobre todo muy bien pensado. El motor era un V8 a 90º de 2.488 cc. y el corte a 8.200 rpm. El motor delantero iba montado en ángulo respecto al eje longitudinal del coche haciendo que el eje de transmisión recorriese el habitáculo diagonalmente hasta llegar al embrague y la caja de cambios traseros. Eso permitía rebajar la posición de conducción y con ello el centro de gravedad, lo que afecta enormemente a la dinámica del coche. Por otro lado, el motor formaba parte sustancial como elemento estructural del coche, ya que la parte trasera del chasis sólo conectaba con la delantera por dos pequeños tubos, asumiendo el V8 casi toda la responsabilidad en la resistencia del conjunto.

Y falta lo más importante. Los coches de la época solían montar el depósito de combustible (que era una mezcla de gasolinas y alcoholes) detrás del habitáculo, incluso detrás del eje posterior, eso desequilibraba enormemente el equilibrio de pesos del coche y además lo hacía muy sensible a la cantidad que quedaba en cada momento. Hay que tener en cuenta que este coche andaba por los 600 - 650 kgr y en carreras de 500 km llegaba a cargar 200 kgr y más. Por ello Vittorio Jano situó los depósitos entre las ruedas a ambos lados del monoplaza logrando equilibrar el conjunto y de paso mejorando la aerodinámica del coche.

Comenzaron la temporada tarde, no se sabe si por el carácter latino o por las pruebas para que todo funcionase, que duraron casi un año hasta la primera inscripción en el GP de España de 1954. Los nuevos Lancia lo hicieron bien en los entrenos demostrando que eran competitivos, pero en carrera Villoresi tuvo problemas desde la salida y aguantó dos vueltas mientras que Ascari llegó a las diez abandonando cuando iba primero.

La temporada del 55 empieza en Argentina. Lancia se refuerza con un tercer coche que le da a Eugenio Castellotti pero las cosas no comienzan muy bien para ellos, y cuando digo ellos me refiero a los pilotos, ya que lo que hicieron fue estrellarse. En su descargo hay que resaltar que las novedades comentadas suponían un cambio radical en la dinámica de los coches de competición. Un centro de gravedad más bajo y el centrado de pesos sin competencia que tenía el D50 hacían de él un coche muy manejable y con los límites muy altos, pero muy radical en sus reacciones cuando éstos se sobrepasan.

Lancia tiene que seguir desarrollando el coche y los pilotos entrenando para acostumbrarse a él. Deciden inscribirlo en carreras que no cuentan para el mundial y a las que no acuden todos los equipos y aprovechan que la primera les pilla cerca, en Turín. Ascari hace primero, Villoresi tercero y Castellotti cuarto. Sólo el Maserati de Roberto Mieres se mete entre ellos. Después vino Pau, que pudo ganarlo Ascari de no ser por una avería en los frenos que tuvo que entrar a reparar, acabando quinto. Más tarde, en Nápoles Ascari ganó y Villoresi hizo tercero.

Con esos resultados se presentan al GP de Mónaco con cuatro Lancia D50, dándole el cuarto a Louis Chiron. Los Mercedes dominaban la carrera pero Ascari les seguía de cerca, poniéndose primero por problemas de los alemanes. Y es en ese momento cuando protagoniza uno de los hechos más insólitos de la historia de la Fórmula 1, pues pierde el control del Lancia y se cae al mar!!.



El GP lo ganó el Ferrari de Maurice Trintignant y Castellotti hizo segundo, Villoresi quinto y Chiron sexto. No estaba siendo un  buen comienzo para Lancia pero al menos Ascari se empeñaba en demostrar que estaban arriba. Sin embargo la competición de la época muestra su lado más cruel y Ascari sufre un accidente en Monza sólo 4 días después del de Mónaco. Pierde el control de un Ferrari Sport propiedad de Castellotti y muere.

Lancia decide no inscribirse en el GP de Bélgica, pero los problemas van más allá de los deportivos. A mediados de 1955 Fiat absorbía a Lancia y abandonaba como equipo el campeonato definitivamente. Y aquí es donde entra en la historia del D50 Enzo Ferrari.

En ese momento las carreras estaban dominadas por Mercedes Benz y un tal Fangio que había ganado el mundial en 1954 y lo volvía a hacer en 1955. Con la retirada de Lancia, Enzo tiró de patriotismo para conseguir la FIAT, que prácticamente se podía considerar la marca nacional, les cediese el equipo completo  y unos milloncejos de liras para financiar el resurgimiento de Italia en el mundial de Fórmula 1. En Maserati se debieron quedar un poco a cuadros con el movimiento. FIAT se quedó un coche completo como recuerdo.

Ya en manos de Ferrari a Enzo le faltó tiempo para dárselo a sus pilotos antes de empezar la temporada de 1956. Junto con sus pilotos, decidieron eliminar buena parte de la personalidad dinámica que le había dado Vittorio Jano, a pesar de que éste se fue a Ferrari de asesor. Eliminaron los depósitos laterales y los pasaron detrás del eje posterior, pasando los escapes a los laterales y manteniendo unos soportes ahora integrados en la carrocería.

Deportivamente la temporada estuvo marcada por el abandono de Mercedes de la competición por el accidente de LeMans (del que ya os hablaremos), con lo que Fangio se va a Ferrari y participa ese año con el Lancia-Ferrari D50. Sin demasiada oposición consigue su cuarto Campeonato del Mundo. Hay que destacar que Alfonso del Portago corre cuatro carreras en un D50.

En 1957 el proyecto D50 estaba desfasado y Ferrari centrado en el desarrollo del nuevo Dino como oposición al Maserati 250 F (otra joyita) que dominó, de nuevo en manos de Fangio, el campeonato del 57.

La parte oscura de la leyenda del D50 es que Enzo mandó desguazar los coches sobrantes, trocear los chasis, destruir las carrocerías y salvar solamente los V8´s. Aquella unidad de 1955 que se guardó FIAT es la que hay que comprar.

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